Un homenaje a los que nos enseñaron, nos cuidaron, nos cantaron y bailaron. Un homenaje a nuestros abuelos.
Como siempre, los grandes olvidados han sido los mismos. Una generación que trabajó con sus manos, luchó en una guerra, pasó hambre y cuidó de su gran familia como pudo, a la vez que cuidaba de sus mayores. Todos juntos en casa, los hermanos mayores cuidaban de los pequeños y los abuelos ayudaban como podían a muchas familias que pasaban el día en el campo para poder vivir.
Ahora, arrugaditos y con la mirada a veces perdida han sido confinados, privados de lo único que les hacía vivir: un paseito antes de comer, una charla con la vecina, una visita en la residencia, los besos y locura de los nietos y bisnietos… LLegó una pandemia, que manda narices que también tengan que vivir algo así, y les arrebató su pequeña libertad.
El gran violinista Ara Malikian, en su casa, en su encierro compuso una nana, para todos ellos. Una nana preciosa, llena de sentimientos encontrados.
Hoy queremos brindar por ellos. Por esos abrazos que han quedado en el aire y que pronto podremos darles, y por todos los que no lo superaron y se fueron sin entender lo que sucedía, sumidos en una gran soledad.
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